Spaghetti in a Spicy Tomato & White Wine Sauce

There’s something deeply comforting about a recipe that asks very little, but offers so much. This one has been tucked away in my archives for a while—rediscovered during a slow afternoon in the kitchen. It’s the kind of dish that feels both cozy and elevated: simple ingredients, a little spice, and the grounding ritual of stirring, tasting, and letting it all come together slowly.

It’s perfect for the in-between moments. For when you're craving something warm but not heavy, vibrant but familiar. I love making this on Sundays, windows cracked open just enough to let in the light, my favorite playlist echoing through the kitchen, stirring memories as I cook. 

Let the tomatoes burst on their own time. Let the wine simmer slowly. Let yourself move unhurried.

This is food for presence.

Ingredients

• ½ cup extra virgin olive oil

• 1 large garlic clove, minced

• 1 tsp Calabrian chili paste

• 1 tsp crushed red chili flakes

• 2 cups white wine

• 1 lb baby heirloom tomatoes

• Spaghetti pasta

• ½ bunch fresh chives, chopped

• Himalayan sea salt

• Freshly cracked black pepper

• Basil, for garnish

• Freshly grated Parmigiano-Reggiano, for garnish

Directions

1. Bring a large pot of water to a boil. Season generously with sea salt and half of the olive oil. Add spaghetti and cook for about 5 minutes—just until slightly underdone. You’ll finish cooking it in the sauce.

2. In a large sauté pan, heat the remaining olive oil over medium-low. Add the garlic, Calabrian chili paste, and red chili flakes. Cook gently for about 5 minutes, stirring occasionally. If the garlic starts to brown too quickly, add a touch more oil and lower the heat.

3. Pour in the white wine and let it simmer, uncovered, for about 10 minutes.

4. While the wine simmers, prepare your tomatoes. If they’re small, you can leave them whole. Larger ones can be halved. Add them to the pan and cook for another 10–15 minutes, until they begin to soften and burst.

5. Season the sauce with Himalayan sea salt, to taste.

6. Using tongs, transfer the undercooked spaghetti directly from the boiling water into the pan with the tomatoes and wine. Toss gently until everything is well coated and the pasta is al dente. If the sauce needs loosening, add a splash of the reserved pasta water—but often, the tomatoes have released just enough liquid to create a perfect consistency.

7. Stir in the chopped chives.

8. Serve warm, garnished with fresh basil, black pepper, and a generous sprinkle of Parmigiano.

This dish doesn’t ask for perfection—just presence.

Let it be a small act of care, for yourself or for someone you love.

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Espaguetis en salsa picante de tomate y vino blanco

Hay algo profundamente reconfortante en una receta que pide muy poco, pero ofrece tanto. Esta ha estado guardada en mis archivos por un tiempo—redescubierta en una tarde lenta en la cocina. Es el tipo de plato que se siente acogedor y a la vez especial: ingredientes sencillos, un poco de picante, y el ritual de revolver, probar, dejar que todo se junte sin prisa.

Es perfecta para esos momentos intermedios. Cuando anhelas algo cálido pero ligero, vibrante pero familiar. Me encanta prepararla los domingos, con las ventanas entreabiertas dejando entrar la luz, y mi playlist favorita resonando por toda la cocina, despertando recuerdos mientras cocino.

Deja que los tomates revienten a su propio ritmo. Que el vino se reduzca despacio. Déjate mover sin apuro.

Esta es comida para estar presente.

Ingredientes

• ½ taza de aceite de oliva extra virgen

• 1 diente de ajo grande, finamente picado

• 1 cdita de pasta de chile calabrés

• 1 cdita de hojuelas de chile rojo

• 2 tazas de vino blanco

• 1 libra de tomates cherry heirloom

• Pasta espagueti

• ½ manojo de cebollín fresco, picado

• Sal rosada del Himalaya

• Pimienta negra recién molida

• Albahaca fresca, para decorar

• Queso Parmigiano-Reggiano rallado, para servir

Preparación

1. Pon a hervir una olla grande con agua. Sazona generosamente con sal y la mitad del aceite de oliva. Cocina los espaguetis durante unos 5 minutos—deben quedar un poco crudos, ya que terminarán de cocinarse en la salsa.

2. En un sartén grande, calienta el resto del aceite de oliva a fuego medio-bajo. Añade el ajo, la pasta de chile calabrés y las hojuelas de chile rojo. Cocina suavemente durante unos 5 minutos, moviendo de vez en cuando. Si el ajo comienza a dorarse muy rápido, agrega un poco más de aceite y baja el fuego.

3. Agrega el vino blanco y deja que se cocine a fuego lento, sin tapa, durante 10 minutos.

4. Mientras el vino reduce, prepara los tomates. Si son pequeños, déjalos enteros. Si son más grandes, pártelos por la mitad. Añádelos al sartén y cocina de 10 a 15 minutos, hasta que comiencen a ablandarse y reventar.

5. Sazona la salsa con sal rosada del Himalaya, al gusto.

6. Con unas pinzas, transfiere los espaguetis directamente del agua hirviendo al sartén con la salsa. Mezcla suavemente hasta que la pasta esté bien cubierta y al dente. Si la salsa necesita un poco más de líquido, puedes añadir un chorrito del agua de cocción—pero muchas veces, el jugo de los tomates es suficiente.

7. Agrega el cebollín picado y mezcla bien.

8. Sirve caliente, con albahaca fresca, pimienta negra y una buena cantidad de Parmigiano rallado por encima.

Este plato no pide perfección—solo presencia.

Déjalo ser un pequeño acto de cuidado, para ti o para alguien a quien quieras.